XOSÉ CID

Artista autodidacta, Xosé Cid formó parte de Os Artistiñas, el grupo de creadores ourensanos bautizados con ese nombre por Vicente Risco a comienzos de los años 70, y del colectivo O Volter. Influido por la producción de Manuel Buciños, pronto comenzaría a exponer en diversas ciudades gallegas y a investigar con diversos materiales como la piedra o la madera, interesándose por los diferentes acabados que le pueden ofrecer las distintas materias.

La obra de Cid se puede contemplar en espacios públicos como el Parque Escultórico de la Torre de Hércules (A Coruña), el Pazo de Vilar Arin (Ourense), la Plaza Paz Nóvoa (Ourense), la Iglesia de Santa Eufemia de Ourense, el Colegio Público de Melón (Ourense), la fachada de la casa rectoral de Soutopenedo (Ourense) o el Instituto de Carboquímica del CSIC de Zaragoza, entre otros. Asimismo, ha participado en diversas exposiciones a lo largo de su trayectoria en ciudades como Santiago de Compostela, Ourense, Pontevedra o A Coruña. La carrera de este autor ha sido reconocida con el Primer Premio Maestro Mateo y con la tercera medalla de la Trienal de Santiago de Compostela.

La colección de Afundación conserva nueve esculturas realizadas por Cid, que abarcan desde finales de los años 60 hasta la década de los años 90. En ellas trabaja diversos materiales como el bronce, la madera, el barro o la piedra. Sus búsquedas plásticas hacen que su estilo oscile entre la figuración de obras como Labrego, Muller da Rabeda o Pareja, en las que aborda el bulto redondo y un acabado tosco donde destaca la rotundidad de volúmenes, inspirándose una temática cotidiana protagonizada por distintos tipos de la sociedad gallega. Las dos maternidades y las obras tituladas Mujeres y Torso, realizadas las primeras en madera y las últimas en mármol y piedra, destacan por las líneas suaves y redondeadas que dulcifican el acabado, al tiempo que se sintetizan las formas diluyéndose en una expresión sintética. Cabeza y Cabeza de adolescente, fechadas en los años 90 y realizadas en bronce, muestran la evolución hacia la abstracción del estilo de Cid, en las que los rasgos fisonómicos apenas se insinúan, inspirándose en la producción de Brancusi y Modigliani y apostando decididamente por la economía de formas y el contraste entre distintos acabados de la superficie, con zonas más pulidas y otras más rugosas.