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Esta obra es compañera de otra de mayor tamaño titulada «Deserto de N'avalpan». Ambas forman parte de un ciclo de transición en el que los vestigios y las huellas van desapareciendo del cuadro en beneficio de la superficie vacía. El fragmento de un rostro y la silueta de un personaje, que deja las huellas de sus pisadas al caminar sobre la arena de un desierto, son las referencias que ocupan el mínimo territorio del cuadro. El pintor, como en un auténtico desierto, despeja la superficie que se abre a un diálogo de fuerte contenido conceptual. La mezcla de arenillas, y pigmentos, da un aspecto rugoso y áspero a la materia pictórica que parece trasponer el efecto de la arena.
Exposiciones
«Arte Galega na Colección Caixavigo S. XX» del 29 de abril al 24 de mayo, en el Auditorio de Galicia, Santiago, 1992.
Reproducciones
«Arte Galega na Colección Caixavigo S. XX» Catálogo con el nº 63.