ANTÓN PATIÑO
Patiño Pérez, Antón
( Monforte de Lemos, Lugo, 1 de enero de 1957 )
Biografía
Desde su adolescencia reside en Vigo, donde se deja seducir cuando era muy joven por el universo literario y cultural; su padre era librero y estaba en contacto con la élite de la ciudad: Lugrís, Laxeiro, Celso Emilio o Blanco Amor. Sus primeras manifestaciones artísticas se desarrollan en el campo del diseño gráfico, la ilustración y las artes visuales. Comienza a exponer a mediados de los años setenta en las muestras de la plaza de la Princesa y allí entra en contacto con jóvenes artistas; algunos lo acompañarán más adelante en Atlántica. En este periodo conoce a los poetas de Rompente y a la artista Menchu Lamas —que se convertirá en su pareja. En 1980 viaja a Nueva York junto a Lamas, Huete y Monroy, experiencia que catalizará la génesis de Atlántica, un movimiento nacido en los 80 con el objetivo de situar el arte gallego en el panorama internacional; se le considera uno de los alentadores de la experiencia. A través de Atlántica y de su estancia en Madrid —donde se licencia en 1979 en Bellas Artes en San Fernando— irrumpe en el panorama artístico español. Su obra recorre España y el resto del mundo en numerosas y significativas exposiciones y ferias de vanguardia y forma parte de renombradas colecciones como la Colección de Arte Contemporáneo La Caixa, MNCARS, CGAC, MEIAC, MACBA o la de Artium, entre muchas otras. Activista cultural, paralelamente a su faceta plástica desarrolla una amplia actividad teórica: imparte conferencias y publica libros de poesía, ensayos y monografías de artistas. Es considerado uno de los artistas más representativo de las propuestas gallegas en el panorama nacional de los años ochenta.
Su pintura calificada por el crítico americano Donald Kuspit como «expresionismo conceptual» apela al componente sensorial (sinestésico) del arte, y está marcada por la presencia simultánea del hecho físico y poético, y por la confrontación de opuestos (cuerpo-alma, pensamiento-materia, naturaleza-ciudad). Las creaciones de los 70 se caracterizan por planteamientos próximos al expresionismo abstracto, con gran protagonismo del gesto, de la fuerza expresiva y de la intensidad del color para evolucionar en los 80 hacia la creación de series de gran formato con una fuerte base conceptual. En la primera mitad de esta década sus obras miran hacia la naturaleza y lo primitivo. Así se caracterizan por un intenso color y una marcada frontalidad. Poco tiempo después, su pintura se torna más mental, fría y contenida. De este modo, se impone el signo al gesto. El espacio adquiere protagonismo como símbolo de la infinitud y del vacío. Este cambio se debe al descubrimiento de las nuevas posibilidades materiales y texturales, la materia tomará cuerpo y densidad. Resulta clave en Patiño la noción repetitiva, de modo que va creando sucesivos símbolos personales que irán poco a poco poblando sus composiciones.
En la Colección Afundación figuran tres obras de grandes dimensiones y técnica mixta. En Rostros (1984) —dos caras esquemáticamente representadas, a modo de máscara— invaden la superficie del cuadro, simetría, frontalidad, gesto y una paleta vibrante refuerzan la sensación de primitivismo de la composición, mientras que en Deserto (1987) se aprecia esa transición hacia la superficie vacía con un interesante y rico juego de texturas en el que la materia adquiere un papel protagonista. El elemento referencial se reduce al mínimo a través de las huellas y fragmentos que quedan impresos en ese desierto. En Escrita das árbores (1992) sobre un fondo matérico en tonos verdes y ocres aparecen representados esquemáticamente dos árboles que se conectan por un trazo rojo en una composición de gran elegancia y cargada de significado que nos pone en conexión con la pintura oriental.
Bibliografía
CASTRO, I. de y BONET, J. M.: Antón Patiño. Huellas, Fundación Caixagalicia, A Coruña, 1992.
O ROSTRO do tempo, Concello de Vigo, Vigo, 1991.
ROMA Compostela, Xunta de Galicia, Santiago de Compostela, 1989.
PEREIRO, R.: Baiona horizonte atlántico, Vigo, 1992.