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Las mujeres del mar son, una vez más, el tema de la obra. El dibujo, vehículo básico de expresión del autor, funciona como medio de investigación con valor por sí mismo y como ensayo previo de los temas que luego pasará al lienzo.
Ajenas al espectador, las "peixeiras" conversan en su mundo personal y privado, indiferente al tiempo y al entorno. Las formas rotundas de las figuras se describen con un trazo vibrante. La línea, continua y sinuosa, siluetea doblemente a la figura para captar su corporeidad mediante un perfilado más grueso y más fino que, al combinarse, transmite la sensación de movimiento. El fondo animado funciona solo como contexto, como escenario donde las protagonistas representan una escena inmemorial en el tiempo y en la poética del artista que evoca y versiona miles de veces, como en un "único cuadro", sus impresiones y recuerdos de Galicia, en una obra íntima y universal a la vez.
