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Con rasgos esquemáticos y sombras controladas plasma una escena viva que refleja el ambiente de la feria. La superficie del cuadro se convierte en un lugar en el que suceden cosas. Un señor con sombrero, apoyado en un bastón, levanta el brazo haciendo un gesto de saludo hacia nosotros, un niño habla con su madre, y más arriba, otros personajes se mueven y charlan. El color, discreto, a base de verdes, marrones, y grises añade encanto al conjunto, jugando con los trazos del carboncillo que vibran sobre el grano del papel y reservas vacías que retienen la luz.
Exposiciones
"Do Romanticismo ós anos vinte" mayo-junio 1996, Centro Cultural Caixavigo.