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El la coge del brazo, y ella, con los pies descalzos, tiene un flor en cada mano, ambos de frente, llevan sombreros en la cabeza. Con un trazo sinuoso recorta el fragmento de una habitación en donde se coloca la pareja para el retrato, arquetípico, concebido con el singular lenguaje del artista que aborda escenas de la vida cotidiana de una manera sencilla, comprensible para todos.