XURXO GÓMEZ-CHAO

Inicia su formación artística en Escuela Pablo Picasso de A Coruña (entre 1977 y 1979) y en el Seminario de Estudios Cerámicos de Sargadelos para luego ingresar en la Facultad de San Carlos de Valencia. Su primera individual tiene lugar en la Caja de Ahorros de Galicia (Pontedeume, A Coruña) en 1982. Becado por la Diputación de A Coruña en 1989, se traslada durante dos años a París para formarse en la École National Superieure des Beaux Arts. A esta etapa inicial de formación le siguen años de investigaciones con nuevos medios, y de exposiciones, tanto individuales como colectivas, en destacados foros artísticos de España, Portugal, Holanda, Francia e Irlanda, hasta el momento actual. Su obra ha ido incorporándose a colecciones de prestigio como la de la  Fundación Mª. Cristina Masaveu, Colección Morgan Stanley Dean Witter, Abanca, Museo de Bellas Artes de A Coruña o la de la Biblioteca Nacional de Madrid.

En su etapa inicial, su pintura evoluciona desde unos comienzos figurativo-coloristas hasta un expresionismo simbólico en el que se impone el gesto y la densa materia. Son obras que reflejan problemáticas generales del ser humano como la incomunicación, la soledad, el silencio o el miedo; fundamentales en su producción futura pero con un tratamiento artístico completamente diferente. Se integra en el Gruporzán y participa en iniciativas como Novíssimos o en publicaciones como Luzes de Galicia o La naval. Su estancia parisina junto al artista francés Pierre Carron supone un punto clave en su evolución artística, que le lleva a una pintura decorativista, con influencias de Balthus y Vuillard, más serena y calmada; introduce un componente filosófico-orientalista y los elementos ornamentales adquieren gradualmente un papel protagonista. La obra se dualiza, se fragmenta. Pasa fugazmente por una fase con tintes surrealistas de raíz onírica y, en la segunda mitad de los noventa, su producción evoluciona hacia un figurativismo simbólico con referencias al hiperrealismo y al op art; refleja una confrontación dual de la realidad. Nuevos medios como la fotografía e impresión se incorporan a su trabajo a partir del año 2000 y conviven en numerosas ocasiones con la pintura. Los paisajes se adentran en su estudio, y desde el año 2010 el trabajo del artista coruñés se centra principalmente en la fotografía —en ocasiones combinada con la pintura— de paisajes, de interiores e instalaciones que compone en su estudio, en las que la naturaleza tiene un papel protagonista; nos invita a reflexionar acerca de la fugacidad el paso del tiempo, la soledad o el concepto de belleza.

Dos obras figuran en la Colección Afundación. La pintura Rede no tejo (1999) pertenece al epílogo de los noventa y se inscribe en su serie Labirintos, en la que indaga en el aislamiento y la incomunicación fruto de la tecnología y la industrialización. Representa, con un lenguaje hiperrealista, un paisaje idílico del río Tajo al que le antepone una reja metálica, que fragmenta el espacio pictórico y crea un “laberinto”, de modo que priva al espectador de disfrutar de la naturaleza y refleja el cada vez más complejo acceso al mundo natural que nos rodea. En Big Bang 01 (O ceo caído) (2011), mediante una instalación realizada con pétalos de flores, crea un trampantojo que evoca las imágenes del universo captadas por el telescopio Hubble. Se trata de una obra fotográfica representativa de sus últimos trabajos, tanto a nivel temático (el concepto de paisaje, el paso de tiempo, o la soledad son cuestiones recurrentes en su obra reciente) como a nivel formal, pues apreciamos esa mirada pictoricista que crea imágenes, utópicas y oníricas, que reflejan la imposibilidad de dominar el tiempo.