RAMÓN CONDE

Peculiarísima estética la de este artista, escultor de la abundancia, gozador de la exacerbación anatómica, insistencia en la obesidad monstruosa y, sin embargo, meditadamente estética. Realizó su primera exposición en su ciudad natal, en 1971, cuando sólo contaba veinte años. Modeló numerosos bustos de encargo, en los que perfecciona sus indudables condiciones de excelente escultor, y participa en certámenes públicos, de los que son resultado sus cabezas, monumentales, de Valle Inclán y Suárez Ferrín en A Coruña, y de Pablo Iglesias en Ourense, bastantes para conocere su evolución desde un realismo tradicional al ciclopeísmo que ha de caracterizar su obra personal, en modelado vigoroso. Recorre Europa y Estados Unidos, donde ha permanecido algún tiempo en tareas didácticas universitarias. Reside en A Coruña algunos años y después se establece en Vigo, donde, en el arranque de la Gran Vía, se ha situado su impresionante monumento al trabajo, con modos que van de Braker a Bigatti, pura dinámica en tensión, anatomías rotundas y centrífugas, vagamente miguelangelescas, con no poco del Infierno dantesco. De todos modos ha pasado a la absolusta rotundidad volumétrica de sus seres obesos, como errores de la naturaleza, obsesivos y obsesionantes, pura curva, sinuosidad, gesto angustiado o desafiador, masas de gelatina donde la referencia anatómica convencional, sin embargo, no desaparece. Está representado en museos de Madrid, Galicia y Suramérica y en instituciones oficiales y públicas.