El artista José Antonio Miguez ilustra la búsqueda de la belleza a través de las matemáticas con una muestra en Afunda
Afundación, la Obra Social de ABANCA, presenta, como parte de la intensa programación cultural diseñada para su sede de A Coruña durante el periodo estival, la exposición «Métrica y espiritualidad. Obras de José Antonio Miguez» de José Antonio Miguez, artista que utiliza el ordenador como herramienta artística para crear obras en las que desarrolla composiciones geométricas utilizando como punto de partida la secuencia de Fibonacci. El proyecto expositivo, que se inaugurará esta tarde a las 19.30 h se ha presentado esta mañana en rueda de prensa en la Sede Afundación de A Coruña y ha contado con las intervenciones del artista, José Antonio Miguez y el comisario de la exposición, Adolfo Wilson.
La Sede Afundación de A Coruña (Cantón Grande, 8) acogerá «Métrica y espiritualidad» hasta el próximo 31 de agosto. Se podrá visitar de lunes a viernes en horario de 17.00 a 21.00 h y los sábados y festivos de 12.00 a 14.00 h y de 17.00 a 21.00 h.
«MÉTRICA Y ESPIRITUALIDAD. OBRAS DE JOSÉ ANTONIO MIGUEZ»
José Antonio Miguez es natural de Ourense. Licenciado en Ciencias Económicas y con un Master in International Management por la American Graduate School of International Management (Arizona), comenzó su trayectoria artística de manera autodidacta. Sus primeras composiciones, concebidas como mandalas, estaban animadas por un componente lúdico y expresaban significados simbólicos. Posteriormente, su formación profesional, ligada a las ciencias exactas, lo conduce al desarrollo de una investigación personal en torno a la búsqueda de la expresión de la belleza a partir del estudio de algunas de las leyes y principios universales que la determinan. Es así como decide tomar como base para la creación de su obra artística la sucesión de Fibonacci.
Así, Miguez desarrolla composiciones geométricas utilizando esta serie como punto de partida para establecer una equivalencia entre la experiencia de paz y la expresión de la belleza, y basa su investigación plástica en la idea de la preexistencia de un sentido de la armonía, de la belleza que trasciende lo intelectual y lo cultural, que traduce en sus trabajos a través de la procura de la mayor simplicidad discursiva posible.
Utilizando el ordenador como herramienta artística, las composiciones de Miguez están dotadas de dinamismo y movimiento virtual, donde figura y fondo interactúan alternando sus roles, y las formas, expuestas a tensiones visuales, parecieran estar a punto de mutar.