A dama de Gondel
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El año 1986 es clave en la producción de Paco Leiro porque marca el final de una etapa antes de emprender su viaje, un año más tarde, a Nueva York con el apoyo de la galería Malborough, donde su obra se enfrentará a nuevos retos.Nacida de un tronco de castaño, la pieza es un ejemplo de su valoración de lo figurativo, aunque el artista explica esta atracción por la figura humana de una forma vaga señalando, "creo que tiene que ver con mi interés por las cosas orgánicas. La madera también es orgánica, por sus cualidades se presta mejor para mi trabajo, se le puede aplicar policromía, hierros, resinas sintéticas y se manipula muy bien". El empleo de la madera y su apuesta por la figura única, primordial en su poética, experimentará una evolución con su llegada a Nueva York donde se atreverá a combinarla con nuevos materiales creando híbridos entre cuerpos y objetos.
Para Dan Cameron, "las escultura del periodo 1982-1986 tienen una cualidad surreal, distorsionada, revelan la flexibilidad de la materia de la que están hechas, de forma que recuerdan tanto a personajes de los dibujos animados salidos de la imaginación del artista como a personificaciones sobrenaturales de los troncos, raíces y ramas de las que han sido talladas". No se podría describir mejor esta pieza de mirada ceñuda y severa concebida como un monolito anclado en el suelo. El trabajo de talla se realiza directamente, aprendiendo de los nudos, de las oquedades, de las brechas para configurar una imagen atemporal y simbólica, como el tótem de una cultura primitiva. El artista trata la madera a golpe de gubia, de hachazos, pero también de la caricia que genera superficies lisas configurando una pieza llena de significado que revela sus conocimientos del oficio y de la historia del arte.
En la dama, la valoración puntual del gesto unido a la importancia del volumen, de la masa, se impone en una obra que enlaza con las efigies hieráticas del antiguo Egipto o a presencias propias del Románico pero la fuerte personalidad y la potencia que desprende su mirada la vinculan con el Balzac de Rodin o el Moises de Miguel Ángel. El color, centrado en los ojos, facilita este efecto de genio aunque el artista emplea el cromatismo como una forma de desmitificación, como un elemento que humaniza la grandiosidad y le otorga a la imagen identidad y alma.
Exposiciones
"La Libertad de las Formas". Caja Ávila. Arévalo, Ávila. Del 28 de octubre al 29 de noviembre de 2005.
"El diálogo de la Escultura". Casa de Vacas. Madrid. Del 20 de abril al 21 de mayo de 2006.