BARCOS NO MUELLE
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El paisaje es un tema recurrente en el autor, patrimonio de una Galicia imaginada que retrató sin descanso a lo largo de su vida.El puerto se transforma a los ojos del artista marinense en un escenario fantástico, lleno de posibilidades donde captar el aire, el baile del agua, el juego de asimetrías provocadas por la confusión entre barcos y grúas que crean una maraña de formas, de ritmos verticales que se oponen a la placidez horizontal del paisaje montañoso.
La investigación técnica es una de sus características esenciales. Siempre abierto a la innovación en los soportes, exploró en las infinitas posibilidades de la materia centrando, como indica Antón Castro, lo esencial de su pintura en la estructura dibujística. La consistencia de la composición permite que el trazo fluya con libertad disfrutando de la calidez de la madera que respira bajo la pincelada empastada. Distribuida con soltura, la espátula diseña formas, otorga volumen mediante la insistencia del pigmento sobre la superficie.
La fuerte diagonal hacia el fondo justifica la impresión de profundidad acentuada por la decreciente intensidad cromática de los barcos. El colorido del pesquero del primer plano se va diluyendo en las embarcaciones próximas hasta convertirse en pura sensación atmosférica, en humedad atlántica.