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Sobre el lienzo desnudo, interpretado como un campo de acción, el artista despliega toda su creatividad, su color y su fuerza expresiva.
Asistimos a la representación de un extraño paisaje poblado de pequeños seres, de tímidos rostros, un elemento figurativo que no interrumpe el discurso de la obra.
La tela es beligerante, agresiva, destacando el empleo de rosas, verdes, amarillos y morados combinados con manchones de color que parecen agolparse con mayor intensidad en el centro, configurando una composición que se expande hacia los lados. La tensión es evidente en la disposición de los trazos que describen movimientos opuestos, el recorrido vertical de los brochazos en la zona central, se opone a los ritmos horizontales, dominantes en la obra, generando una sensación de difícil equilibrio.
El autor ejercita su creatividad personal aprendida de su pasión por los expresionistas americanos. La pincelada es segura acompañada del continuo chorreo y goteo de pintura, de brochazos, que otorgan a la obra una lectura vertiginosa, delirante, que abruma y no deja indiferente al espectador.
Exposiciones
"Colección Caixanova. Unha visión da arte contemporánea galega". Centro Torrente Ballester. Ferrol, del 21 de marzo al 18 de abril de 2002. Auditorio de Galicia. Santiago de Compostela, del 26 de abril al 28 de julio de 2002. Pazo da Cultura. Pontevedra, del 3 de octubre al 30 de noviembre de 2002.