Paisaje con pelícano y gato
Comentarios
Un aliento poético imbuido de ensoñación y magia alimenta las obras de Castillo, dotadas de un dibujo minucioso, en el que comienza a destacar el artista a partir de los diez años, usando las dos manos. La presencia del pelícano y el niño con un libro, en lontananza, observado por un gato que, como un personaje de Friedrich, mira hacia el interior del cuadro dándonos la espalda, crean una atmósfera inquietante agudizada por el espectacular punto de vista de la composición y las connotaciones simbólicas de los dos animales.