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La construcción y la intuición se equilibran en su pintura. Cada elemento, cada cosa, aparece perfilada, en la forma concreta que representa, frutas, hojas, ramas, pájaros, y una mesa con una sola pata, que se apoya en un pájaro, al lado de cuerpos geométricos. El conjunto, que parece desafiar las leyes de la gravedad y el equilibrio, se coloca, en silencio, sobre sombras grises y fondo verdoso, como una imagen mágica detenida, en un instante, en el espacio del cuadro sin perder la sensación de movimiento. "Busco la individualidad de las cosas, la diferencia profunda que caracteriza incluso las cosas similares" declara Castillo con motivo de su exposición Antológica organizada en Santiago en 1990