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La luz y su ritmo movedizo interesan a la pintora que prosigue, en forma de modernidad, la tradición de los grandes pintores de paisaje. Nos acerca a un carballo al que da vida con el color y el empaste aplicado con enérgicas pinceladas que traducen sus propias emociones en un ámbito en el que también cuenta la poesía con armonía de verdes, morados, azules y amarillos. En el conjunto de la obra late el recuerdo de "Los pinos de Formentor" de Hermen Anglada Camarasa.
Bibliografía
Cátalogo de la exposición del centro Gallego de Madrid del 86,en el que se reproduce la obra.
Exposiciones
Centro Gallego de Madrid, del 28 de octubroe al 17 de noviembre de 1996.