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Las series que dedica Virxilio a lugares determinados consagran la importancia que da a las sensaciones que la vista de paisajes que le son familiares producen en él. Su interés se concentra en las formas ordenadas de la naturaleza y el colorido de sus luces que varía con la hora y el momento en el que el pintor pinta, sin ningún tipo de énfasis. Los árboles de El Cumial han quedado ya inmortalizados para siempre en las obras de Virxilio, en esos perfiles ondulados como llamas que trepidan llenas de vida.
