CHRISTIAN VILLAMIDE

Comienza sus estudios artísticos en el año 1985 en la Escuela de Artes Aplicadas de Lugo, aunque la mayor parte de su formación plástica es autodidacta. Ese mismo año realiza su primera exposición individual en la Diputación Provincial de su ciudad natal. Participa en numerosas exposiciones, tanto individuales como colectivas, en España y en el extranjero, principalmente en Latinoamérica. 1991 marca un hito en su trayectoria, pues obtiene tres importantes galardones que lo posicionan como artista emergente en el panorama artístico gallego: el premio de la II Mostra Unión-Fenosa de A Coruña, el segundo premio de pintura en el Certamen de Artes Plásticas de Lugo y la mención honorífica en el X Premio Ciudad de Jaén de Pintura. Asimismo obtiene la beca de creación artística de la Xunta de Galicia en los años 1992 y 1993, y la beca Valdearte (O Barco de Valdeorras, Ourense) en 1996. Se traslada en los inicios de la década del 2000 a las Islas Canarias, donde reside hasta 2010, momento en el que se instala de nuevo en Galicia. En 2019 el Centro Galego de Arte Contemporánea (CGAC) realiza una exposición individual de su obra. Ha participado en ferias de arte contemporáneo como ARCO, Estampa o Art Madrid, y en bienales de diversas provincias españolas; destaca la II Bienal de Canarias (Arte, Arquitectura y Paisaje) en el año 2009. Su obra se encuentra representada en renombradas colecciones institucionales y privadas como la Colección de Arte Afundación, Gas Natural Fenosa, Centro de Arte Contemporáneo de Caja de Burgos, Caja Canarias, Caja Madrid, Delegación de Cultura de Lugo, Museo Municipal de Ourense, Fundación de Arte Ana Torre (Buenos Aires, Argentina), Xunta de Galicia, Colección Valdearte (O Barco de Valdeorras, Ourense) o la del Museo Provincial de Lugo.

Christian Villamide es un artista multidisciplinar que en la actualidad trabaja principalmente con fotografía, pintura, escultura e instalaciones. Halla la motivación de su quehacer artístico en el territorio que habita, en la necesidad de que la memoria permanezca; transmite un continuo desafío entre el mundo natural y el artificial, entre lo puro y lo contaminado. Comienza su andadura como pintor, próximo a postulados minimalistas y povera con un lenguaje ecléctico al que aporta elementos propios, y  con materiales naturales e industriales poco habituales en el mundo artístico. A partir de su traslado a Canarias, a comienzos del siglo XXI, su devoción por la naturaleza se intensifica y se interesa en mayor medida por la fotografía, instalaciones e intervenciones en espacios específicos; la idea pasa a ser protagonista en su obra sobre cualquier tipo de elección preconcebida en cuanto a la técnica. Trabaja con muy diversos materiales y soportes como mármol, madera, hierro, cemento o metacrilato.

Dos obras del artista forman parte de la Colección Afundación, ambas de segunda mitad de la década de los noventa, realizadas con técnica mixta. En ellas integra objetos añadidos con variaciones seriales, y recurre a signos y símbolos como flechas. Huye de cualquier barroquismo en busca de una pureza mayor y potencia la esencialidad, influenciado por el minimalismo. La más temprana, Sueños (sobre el sueño aquel), es un díptico de grandes dimensiones, realizado con una paleta restringida en tonos neutros, en el que una figura —las extremidades de un hombre— actúa como nexo de unión entre los dos paneles. La precisión en el uso de los recursos formales potencia la atmósfera de ensoñación de la pieza. En El faro de Alejandría unos peces aparecen tras un papel blanco y simulan estar sumergidos en un líquido sobre una superficie de gama cromática neutra e irregular con múltiples matices.