RAMÓN TRIGO

Nace en una localidad situada junto al mar, Vigo, y este hecho marcará profundamente su obra. De formación artística autodidacta, su vocación se manifiesta en la escuela, en la que siendo un niño comienza a dibujar cómics de una manera casi compulsiva. Con dieciocho años logra que sus cómics se publiquen en El Faro de Vigo, y en 1984 participa en su primera muestra colectiva de cómic en la Universidad Popular de su ciudad natal. Su primera exposición individual la realiza en la Casa de la Cultura de Vigo en 1990. Posteriormente participa en muestras individuales en diversas galerías de la geografía gallega, Cuenca y Madrid, y en otras de carácter colectivo en Galicia y distintas ciudades españolas, así como en Portugal, Lituania e Italia. Logra un temprano reconocimiento con el Premio Arte Xoven Galego (Vigo, 1989), al que le siguen otros como el destacado Premio de Pintura Ademar-Champagnat (Vigo, 1994), y también obtiene una serie de galardones por sus libros ilustrados; género en el que cultiva un destacado éxito.  

Artista polifacético, alterna la pintura y la escultura con la ilustración, el cómic, la animación…pues considera todas estas disciplinas “parte de una misma locura”. Dentro del universo de las artes plásticas trabaja principalmente el dibujo y la pintura, y se interesa especialmente por la figura humana —en concreto el desnudo—, el paisaje —con una gran presencia de marinas— y el bodegón. Excelente dibujante con una pincelada gestual, ágil y expresiva que logra sugerentes texturas, así como un aspecto tosco y abocetado, comienza explorando el cubismo a través de la anatomía humana, y evoluciona hacia un expresionismo de base figurativa que bebe del barroco —en particular del fuerte claroscuro— y se aproxima con gran ahínco hacia un mundo abstracto.

En la Colección Afundación figura un nutrido grupo de nueve obras del autor. En tres obras pictóricas el mar está presente aunque sea de una manera sugerida: La Guardia (1993) recuerda a Turner con esas formas abocetadas e insinuadas envueltas en una atmósfera pesada bajo un cielo tormentoso; en Barcas (1993) destaca el grafismo del dibujo de las embarcaciones; y en Ruina (2004) la fuerza expresiva que desprende la barca de madera deshecha resulta sorprendente, intensificada por el uso de una base de arpillera densa y áspera. Las tonalidades negras, azules, blancas y amarillas están presentes en todas estas pinturas, las dos primeras de colorido más sutil y Ruina con un fuerte contraste entre el explosivo amarillo y el azul y negro. En Nature morte III (1998) pinta una escena, con un elevado grado de abstracción y similar gama cromática, que recuerda a la pintura barroca española, en concreto a Zurbarán. La temática del dibujante o pintor en su estudio se ve reflejada en cuatro obras fechadas en 1999 y en 2000: una es un óleo y tres son tintas sobre papel en las que crea ambientes llenos de misterio, silencio y soledad mediante un juego de luces —casi litúrgicas— y sombras. Por último, en el bodegón (2004) se sirve de nuevo de la base de arpillera para reforzar la potencia visual de la imagen escueta de un objeto cotidiano.