XAVIER TOUBES

Su infancia transcurre en Galicia —con la que siempre mantendrá un fuerte vínculo—. En 1967 se traslada a Avilés para trabajar de administrativo en el Banco Exterior de España, trabajo que continuará en Londres, hasta 1974. Allí funda con Teresa Barro el Grupo de Trabajo Gallego, y estudia cerámica en el Goldsmiths College (1974-1977). Un año después, trabaja en el taller de cerámica Winchcombe Pottery (Gloucester) con Ray Finch, y a mediados de ese mismo año se traslada con una beca a Nueva York para desarrollar una labor docente en la Haystack Mountain School of Craft de Maine, donde colabora con Marilyn Dintenfass en cerámica escultórica. A su regreso a España, reside en el Seminario de Estudios Cerámicos de Sargadelos (1979-1980). En 1980 se traslada de nuevo a Estados Unidos, donde ejerce como docente en diversas universidades hasta 1993. Realiza el Master of Fine Arts en el New York State College of Ceramic at Alfred University (1980-83). En 1989 impulsa la creación del European Ceramics Work Centre (ECWC) en Hertogenbosch (Holanda) que dirige hasta 1999. Posteriormente, se traslada definitivamente a Chicago, donde es profesor emérito de escultura cerámica en el Art Institute. Ha participado como artista invitado en encuentros cerámicos en Sargadelos y Nueva York, y en numerosos seminarios, conferencias y talleres. Su compañera de vida es la artista americana Patricia Rieger. Entre sus becas y premios, cabe destacar el Greater London Council (1975), beca del Ministerio de Cultura (1983), primer premio en la Bienal Europea de Cerámica en el Museu de Cerámica de Manises (1993), o el Premio da Crítica Galicia-Artes Plásticas (Vigo, 1995). Desde 1977 desarrolla una actividad expositiva que le lleva a mostrar su obra en España, Europa, Estados Unidos o Asia, y su obra se integra en múltiples colecciones como Afundación, CGAC, o la Fundación Coca Cola, Museum of Art& Design of NY,  entre otras.  

Artista multidisciplinar y viajero de esencia nómada, es conocido principalmente por su trabajo escultórico con la cerámica. En ocasiones combina ésta con otros materiales y técnicas como la pintura, la fotografía, o los grabados digitales (que pone en valor como material artístico a través de un espíritu innovador vinculado a vanguardia europea aunque sin olvidar la tradición). Cultiva un lenguaje emocional de tendencia abstractiva y sintética inspirada en la naturaleza. Su escultura durante los años noventa se ramifica en tres vías: el paisaje, la figura y el bodegón que en ocasiones para algunas piezas se fusionan. En su obra resulta esencial el tratamiento de la materia —la textura y el color— que acostumbra a raspar, perforar, esmaltar, pintar, etc., así como la búsqueda de la belleza. Asegura Toubes: «En el trabajo hay un propósito poético: el descubrimiento y redescubrimiento a medida que la obra progresa».       

En la Colección Afundación figuran tres esculturas del autor de los años noventa. En la más temprana, Sin título (1994), representa una cabeza —muy característica de su imaginario— de rasgos elementalizados, que evoca una forma megalítica propia de su tierra de origen, con un sugerente acabado en el que se aprecia la huella del fuego. En Noray (1998) el elemento náutico sirve como base para crear una misteriosa forma orgánica con una serie de perforaciones, presentes en muchas de sus obras, y con un acabado plateado. En las dos figuras que integran Lozas (1999), resalta el gran formato, las sensuales formas curvilíneas, así como el empleo de la porcelana; todo ello posibles gracias a los medios del ECWC, donde tiene a su disposición hornos de dos metros. Craquelados, perforaciones, irregularidades, aparecen en las superficies de acabado brillante y refuerzan la expresividad de la obra.