ENRIC SERRA AUQUÉ
Serra Auqué, Enrique
( Barcelona, 7 de enero de 1859 - Roma, 16 de febrero de 1918 )
Biografía
De origen muy modesto, gracias a la ayuda del tallista Talarm pudo ingresar en la Escuela de Artes y Oficios de su ciudad condal donde fue discípulo de Martí Alsina.
Destaca muy pronto como dibujante, y la gran revista La Ilustración Española y Americana publica sus trabajos. Participó en 1876 en el concurso auspiciado por la Diputación provincial y vende a buen precio su primera obra. Consigue una beca para estudiar en Roma, a donde se traslada a los 19 años y permaneció buena parte de su vida, salvo un nuevo período en Barcelona, a la que hubo de regresar por haber contraído malaria en las lagunas pontinas, donde pintó mucho al aire libre y de donde proceden sus mejores paisajes.
Expuso en la prestigiosa sala Parés, de Barcelona, obras en que acusa la influencia de Mariano Fortuny, Ramón Tusquets y José Villegas. Asiste en Roma a la Academia Chigi. Realiza cuadros de género, que le dan considerable fama, y un paisajismo muy personal, de factura exquisita, dibuja muy bien y conoce el oficio de pintor hasta límites insospechables.
En 1895 participó en la Exposición Nacional de Bellas Artes, en la que obtuvo tercera medalla. Expuso en Berlín, Londres, Suiza, Austria y Francia. En París instaló estudio en 1895. En 1917 las Galerías Layetanas de Barcelona organizan la primera exposición conmemorativa del artista. Antes de cumplir los sesenta años falleció en la ciudad eterna, en la que había residido gran parte de su vida.
Enrique Serra es un pintor realista, absolutamente identificado con su época, la segunda mitad del siglo XIX y primeros años del XX. Anecdótico, basa su trabajo en sus condiciones de dibujante y en su dominio de la cocina pictórica. Es testimonial, fiel, exacto y hasta documental, pero no exento de emoción, pues al fin y al cabo hay en sus oficios un artista muy dotado. Todo cuanto representa es táctil, preciso. En algunos casos llega a lo escenográfico, actitud muy propia de su tiempo.
Acaso lo mejor de su obra es, precisamente, el paisajismo de las lagunas pontinas, que llegó a ser tópico en él por la reiteración con que lo abordó. La calidad de la vegetación, de las aguas, de los celajes, de los fragmentos escultóricos como abandonados, es sencillamente enfermiza, total. La mancha no acusa dubitación alguna, ni precipitación imaginable. Todo es meticuloso, justo, casi fotográfico. Pero, al fin y al cabo, el neo realismo actual tiene mucho que ver con ese concepto de la pintura, al que Serra se anticipó, y con maestría después no igualada.
Todo vanguardismo estuvo ajeno a su pintura. Él fue un notario de su tiempo, de sus temas, de las gentes que vio.
Bibliografía
DICCIONARIO de pintores y escultores españoles del siglo XX, vol. XIII, Forum Artis, Madrid, 1994.
GARRUT, J. M.: Dos siglos de pintura catalana (XIX – XX), Ibérico Europea de Ediciones, 1974, Madrid.
GONZÁLEZ, C. y MARTÍ, M.: Pintores españoles en París, Tusquets Edit., Barcelona, 1989.
GONZÁLEZ, C. y MARTÍ, M.: Pintores españoles en Roma (1850- 1900), Tusquets Edit., Barcelona, 1987.
MARAGALL, J. A.: Historia de la Sala Parés, Edit. Selecta, Barcelona, 1975.
PANCORBA, B.: Historia y crítica de las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes celebradas en España, Jesús Ramón García Rama, Madrid, 1980.