SEGURA TORRELLA

Nacido en el seno de una familia relacionada con el mar, su primera adolescencia se verá marcada por la Guerra Civil española. Su padre será una pieza clave en su vocación artística. Comienza a formarse en la disciplina de dibujo en la Escuela de Artes y Oficios de su ciudad natal, y, desde finales de los años cuarenta hasta 1952, acude en calidad de discípulo al estudio del pintor ferrolano Felipe Bello Piñeiro. Con tan solo quince años participa en su primera exposición, el IV Salón de Otoño del Círculo Mercantil e Industrial de Ferrol, junto a artistas consagrados como Sotomayor, Bello Piñeiro o Valentín Castro. Su primera muestra individual tiene lugar en el Casino de Ferrol cuando cuenta con veintidós años de edad. En 1952 realiza su primera exposición individual en Madrid, y es alabado por Camilo José Cela. Reside una temporada en la capital española, donde pinta en el Círculo de Bellas Artes, entabla amistad con Fernando Álvarez de Sotomayor y Daniel Vázquez Díaz, sus maestros, visita asiduamente el Museo del Prado y frecuenta el Gran Café Suizo, lugar de reunión de intelectuales. Va a ejercer la docencia particular casi toda su vida, y en 1962 comienza su trabajo como dibujante en el Ayuntamiento de Ferrol, profesión que mantendrá hasta su jubilación en 1992. La muerte de su padre en 1956 coincide con el despegue de su carrera artística, en territorio gallego y fuera del mismo, realizará exposiciones en las principales ciudades de España —aunque es en su Ferrol natal donde se concentra su mayor número de muestras—, Vila do Conde (Portugal) y Londres. Fue el fundador del Museo Bello Piñeiro de Ferrol, donde figura buena parte de su obra, que también forma parte de destacadas colecciones de museos e instituciones, principalmente gallegas. 

Silencioso y celoso de su intimidad, la ironía y un sutil sentido del humor son asimismo característicos de un artista que cultivó principalmente el óleo y el dibujo, generalmente en formato grande, aunque también experimentó con el grabado, el mural, la escenografía y la ilustración. Sus temáticas predilectas son el retrato, el paisaje, el bodegón y la mujer. En sus primeras obras se aprecia el influjo de su maestro, el paisajista realista Bello Piñeiro, y ya en Madrid, se deja influenciar por el academicismo de Sotomayor y el cubismo de Vázquez Díaz, también maestros del autor ferrolano, para muy pronto configurar un estilo personal próximo al expresionismo, lírico, y basado en un dibujo sobresaliente y un trazo ancho, enérgico y denso de exultante colorido. Su visión agigantada, que todo lo resalta y torna ciclópeo, rezuma una imponente fuerza.

En la Colección Afundación figuran tres óleos del artista, dos de los años setenta y uno de los noventa, en los que el mar es su nexo de unión. En la obra más temprana, Vivencias (1977), evoca entrañables recuerdos con sus característicos personajes vividos. El género del paisaje aparece en la lírica vista Tejados de Barquero (1979), bello pueblo marinero gallego, de tejados en azules y morados, que se desarrolla en una ladera de manera ordenada y escalonada. Dos caracolas y unas flores figuran en el bodegón Caracolas (1994), que se impone monumental, como si lo viésemos con lente de aumento, pintado con la energía propia del artista.