JOSÉ MARÍA SALGADO

Muy exigua es la información sobre este autor que nace en Compostela, en el seno de una humilde familia; su muerte no está clara, aunque se sabe que en 1889 firma dos obras. Su formación pictórica la realiza exclusivamente con el también compostelano Juan José Cancela del Río —profesor y pintor célebre por sus retratos en miniatura— en la Escuela de Pintura de la Sociedad Económica de Amigos del País de su ciudad natal; la falta de medios impidió que pudiera completar su formación, como acostumbraban a hacer algunos de los pintores de su época, en la Escuela de Bellas Artes de Madrid. En la publicación Galicia de 1863, figura su participación en la muestra anual que organiza su escuela con dos obras pictóricas de temática religiosa, en concreto El Buen Pastor y La Santísima Trinidad, que le reportan elogios acerca de sus «felices disposiciones» y «buenos modelos». Aunque no llega a superar a su maestro, está considerado un pintor destacado dentro de la historia del arte gallego, y sus obras figuran en colecciones particulares, así como en el Museo Arqueológico Provincial de Ourense.

El catedrático José Manuel López Vázquez lo contextualiza en la generación de los románticos de 1830, caracterizada por emplear un lenguaje absolutamente romántico —en algunos casos con vagos toques naturalistas—, junto con Francisco Sobrino Iglesias, Vicente Valderrama Mariño y José Garabal Louzao. En la obra de Salgado se aprecia un buen oficio, firmeza y precisión en el dibujo, así como un afán por pintar las figuras de una manera fidedigna, a través de una suave pincelada y de un meditado empleo del color, con una notable influencia de su profesor Cancela. La época dorada del retrato en Galicia se sitúa en la segunda mitad del siglo XIX, de modo que retrata con refinamiento y mesura a personajes relevantes de la Galicia de ese momento, así como a familias burguesas de su tierra como los Mosquera, Cimadevila o Mouriño; destaca el célebre retrato de gran formato de don Casto Méndez Núñez, que firma en 1883. En este género, Chamoso Lamas ha señalado su «avisada observación y un correcto quehacer». También cultiva la temática religiosa, propia de su tiempo, y en base a los estudios del sacerdote e investigador gallego José Couselo Bouzas, realiza hasta cinco significativas obras firmadas en las que no se adivina tendencia alguna a dejarse llevar por la devoción.           

En la Colección Afundación figuran dos retratos pictóricos —compañeros— de busto en formato ovalado de pequeñas e idénticas dimensiones —frecuente dentro del tipo de retrato burgués gallego de la época—, fechados ambos en 1886, en los que resalta la precisión y el realismo logrado. El hombre, calvo, con bigote abundante y cabello blanquecino, se muestra serio, con pose solemne, y elegantemente ataviado con una medalla en el pecho. Aparece representado en una posición en tres cuartos hacia la izquierda sobre un neutro y oscuro fondo que se torna más claro en el lado izquierdo. La mujer, se muestra también con postura protocolaria ladeada hacia el lado contrario, pero de tal forma que casi roza la frontalidad. Elegantemente peinada, vestida de negro y enjoyada, presenta un serio y en cierto modo melancólico gesto. Ambos son retratos de gran calidad, que rezuman academicismo, en los que el objetivo principal es ensalzar a los personajes.