ROSALES
Rosales Gallina, Eduardo
( Madrid, 4 de noviembre de 1836 - 13 de noviembre de 1873 )
Biografía
Quizá el mayor talento plástico de todo nuestro siglo XIX, fue tan corta su vida que apenas pudo expresado, aunque en su accidentada y triste existencia de treinta y siete años escasos dejó ejemplos suficientes como para que constituya, más que un hito, una luminaria de la pintura, capaz de innovar, de anticiparse a modos que imperarían más tarde, como el pleno impresionismo.
Nacido en el seno de una familia de extrema pobreza, se decidió a ser artista a la intemperie, sin apoyos oficiales, que alcanzaría, escasos y como de limosna, o en reconocimiento inexcusable de su talento, cuando ya la muerte rondaba su triste transcurrir, minado por la tuberculosis.
Eduardo Rosales fue un ejemplo de vocación, dotes excepcionales y actitud ética. A los quince años ingresó en la Escuela de San Fernando. El pintor ha de subsistir haciendo retratos de ocasión y circunstanciales copias en el Museo del Prado. Más tarde, en 1856, sufre la primera hemoptisis. Su enorme voluntad le hace resistir, y en 1857 decide marchar a Roma, a la intemperie económicamente. Dos años después el Ministerio de Fomento le da una pensión, de las llamadas «de gracia», limosna de cien liras mensuales.
Envía obra a la Exposición Nacional de Bellas Artes y consigue mención honorífica en 1862. Sólo dos años más tarde logrará la primera medalla, que repetirá en 1871, rondándole ya la muerte.
El primer gran éxito de Rosales es un cuadro de historia, claro que diferente, porque no es acartonado ni meramente descriptivo, sino sentido, pintado con soltura, como lo hacen los grandes dibujantes y coloristas. Se titula «El testamento de Isabel la Católica». El éxito le permite viajar a París. En 1867 logra la única medalla de oro votada para el pabellón español en la Exposición Universal. El pintor ha tenido que abandonar la capital francesa para hospitalizarse en Roma. Retornará a Madrid con su otro gran cuadro de historia, «La muerte de Lucrecia», como el antecitado, en el Museo de Arte Moderno.
Buscando la salud se asienta en Panticosa. Su ansia de vivir le lleva a engañarse a sí mismo, y en agosto de 1868 contrae matrimonio con su prima Maximina Martínez Pedrosa. Viven en Murcia.
Se le admira y respeta, hasta el punto de que, al crearse la Academia de Bellas Artes de Roma, le ofrecen la dirección. Su extrema postración no le permite aceptarla. La muerte le llegará el 13 de setiembre del año siguiente. Entre tanto, ha pintado mucho: exquisitos retratos, decoraciones murales inacabadas y el prodigioso desnudo femenino de espaldas, del Museo de Arte Moderno, que es un anticipo del mejor Manet. Tras su muerte se organizan exposiciones retrospectivas. En 1922 se le erige un monumento en Madrid. En el centenario de su muerte, en 1973, se montó en el Prado una muestra homenaje con casi trescientas obras.
Rosales fue un gran dibujante y un exquisito colorista, sensible, a un tiempo firme e intimista, en cuya obra todo huele a verdad, a entrega apasionada, a dotes excepcionales, a caballo entre el romanticismo, el realismo oficial y el impresionismo latente o naciente.
Bibliografía
-Aguilera, E. M.: Rosales.
Barcelona, Edit. Iberia, 1946.
-Lafuente Ferrari, Enrique: Breve historia de la Pintura española.
Madrid, Edit. Temas, 1953.
-Pantorba, Bernardino de: Historia y crítica de las exposiciones nacionales de Bellas Artes.
Madrid, 1980.
-Pantorba, Bernardino de: Museos de Pintura en Madrid.
Madrid, Edit. Mayfe, 1956.
-Diccionario Larousse de la Pintura, Vol. III
Barcelona, 1987.
-VV.AA.: Rosales y sus descendientes.
Madrid, Ministerio de Cultura, 1984.