CAXIGUEIRO

Caxigueiro vive su infancia y adolescencia en Mondoñedo. Muestra interés por la alfarería y asiste a diversos talleres. En 1977 realiza un curso de cerámica en Sargadelos, que le permite trabajar en la fábrica una vez finalizado el curso; allí establece contacto con importantes ceramistas y artistas. En 1980 abandona la fábrica para dedicarse a las artes plásticas y finalizar los estudios de Artes Aplicadas que había comenzado de forma independiente unos años antes. Un año más tarde exhibe sus obras por primera vez en Lugo y después en la Bienal de Pontevedra. Consigue una beca y se traslada a Madrid junto al ceramista Eugenio D´ors (1984-1988) con el objetivo de aprender nuevas técnicas. En los años ochenta resulta decisiva la relación que establece con artistas de su entorno dedicados a otras disciplinas a través de las exposiciones colectivas, que tienen lugar en Lugo, Ourense y Ribadeo, de las Novas xeneracións y Artistas contemporáneos galegos, así como los Encontros galaico-portugueses que fomentan el vínculo con el país luso. En 1987 forma el Grupo Remol, junto a la también artista María Xosé Díaz, con el objetivo de romper con la realidad existente en Galicia en el mundo de la cerámica. En los años noventa tiene una destacada proyección que se dilata hasta la actualidad; participa en exposiciones colectivas e individuales por el territorio español y extranjero. Su obra figura en destacados museos e instituciones públicas y privadas, tanto nacionales como internacionales, y en 1990 obtiene el Premio Nacional de Escultura. En 2010 inaugura el Espacio Caritel —creado con su mujer, Flor Núñez—, formado por un edificio, que contiene obras del artista y acoge exposiciones temporales, y un jardín de 3.500 metros cuadrados de destacado valor botánico.

Artista multidisciplinar con actitud crítica, se inicia en la cerámica dentro de la corriente informalista; emplea placas con distintos relieves para plasmar cualidades matéricas y objetuales. A finales de los ochenta se adentra en corrientes conceptuales y en 1988 realiza su primera instalación, Danza. A partir de ahí esta práctica artística se convierte en su medio de expresión fundamental, la narrativa adquiere el protagonismo de la obra y los materiales se supeditan a esta. En su discurso se pueden encontrar desde elementos antropológicos, como nostalgias de tradiciones y usos, hasta preocupaciones ecológicas políticas y sociales; el antibelicismo es su leitmotiv. A partir de los años noventa introduce el “objeto encontrado” como punto de partida creativo, y también incorpora la fotografía y la concepción seriada de su producción; Guerreiros es su serie más conocida. Realiza otras series que suponen una evolución, pues establecen diálogos con la arquitectura, el paisaje y la poesía. En la primera década del siglo XXI su planteamiento plástico lo dirige hacia las nuevas tecnologías a  través de la fotografía o de complejas instalaciones con materiales multimedia.   

Tres obras del artista forman parte de la Colección Afundación. Terapia puntual (1993), realizada en gres y hierro, pertenece a la serie Europa Terapia Puntual que surge de la impresión que le causan las imágenes de los cadáveres de la guerra de Bosnia. Unas figuras anónimas de gres con una serie de orificios irregulares e incisiones aparecen dispuestas en una suerte de expositor, en compartimentos de hierro que recuerdan nichos. En la obra Sin título (1997), de formato vertical muy alargado,  juega con formas geométricas y de nuevo con cortes y aberturas, habituales en su lenguaje; contrapone la madera y el hierro. Por último, en A linguaxe da memoria (1999) que se encuadra en la serie de idéntico título, aparece un libro, con los característicos orificios, que evoca las bibliotecas destruidas durante la guerra de los Balcanes.