ROMÁN RIBERA
Ribera Cirera, Román
( Barcelona, 13 de diciembre de 1848 - 29 de mayo de 1935 )
Biografía
Inicia su formación en la Escuela de Bellas Artes de la Llotja de Barcelona, donde tiene como maestro a José Serra y Porson, y en la academia de Pere Borrell. Se traslada a Roma en 1873, donde completa su formación en la Academia Giggi y en el Círculo Internacional de Bellas Artes. Allí conoce a Mariano Fortuny, y realiza su primera obra, Los saltimbanquis en un día de nieve, que vende inmediatamente al despertar el interés del célebre marchante Goupil y supone el inicio de su éxito internacional. Cuatro años más tarde se instala en París, donde tiene como marchante a Goupil, y en 1878 concurre al Salón de París. En 1881 participa en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid, y dos años más tarde se le concede la Encomienda de Isabel la Católica. Prosigue su trayectoria expositiva en París, al tiempo que frecuenta galerías españolas como Pedro Bosch y Ricardo Hernández de Madrid, y a la barcelonesa Sala Parés. Retorna a España definitivamente en 1887 y se establece en su ciudad natal, donde obtiene al año siguiente una medalla en la Exposición Universal. Posteriormente, expone en Barcelona en las Exposiciones Generales de Bellas Artes (1891 y 1894), en el Ateneo barcelonés (1893), de manera recurrente en la Sala Parés y en la Sala Rovira. Su actividad expositiva continuará en las siguientes décadas, pero su salud mental y física se deteriorará enormemente. En 1901 es nombrado miembro de la Junta Municipal de Museos y en 1915 socio de mérito del Círculo Artístico de Barcelona. Su obra se encuentra representada en el Museo Nacional de Arte de Cataluña, en el de Bellas Artes de Badajoz o en el de la Abadía de Montserrat (Barcelona).
Artista interesado por lo concreto y la anécdota, al igual que otros pintores catalanes de la segunda mitad del XIX como Miralles o Masriera, destaca especialmente en la pintura de género. En su pintura domina una pincelada ligera y minuciosa, y un cromatismo cálido. Si bien en un primer momento se deja seducir por el estilo academicista de Fortuny, pronto en París se enfrenta a una dicotomía, pues por un lado ansía representar la realidad social de las calles parisinas ─sentir manifestado ya en sus inicios en la academia Borrell─ pero, por otro lado, a nivel comercial tiene una notable demanda de temáticas relacionadas con la vida burguesa, con un protagonismo del retrato de la figura femenina, bella, joven y refinada. En su regreso a Barcelona representa numerosas «Salidas de baile», tema recurrente en el que fusiona escenas típicas urbanas de la alta sociedad con el retrato femenino. De manera paralela, desarrolla asimismo una temática de escenas seiscentistas que tienen mucho menor interés.
El óleo Limpiando los bronces de la iglesia (1883), de la Colección Afundación, responde al estilo realista propio del siglo XIX que se focalizaba en la captación de un momento determinado (el denominado realismo fotográfico). Se trata de una escena de acento tenebrista, que evoca la pintura del XVII, protagonizada por un sacristán de avanzada edad sentado de cuerpo entero y en tres cuartos representado en su quehacer diario, rodeado de objetos de bronce y en una actitud reflexiva. Contrasta la veracidad con la que representa la figura central, la expresividad del rostro, y las calidades de los objetos situados en primer plano mediante el uso una pincelada detallista en una paleta restringida, con la pincelada mucho más suelta que emplea en el fondo neutro y en ciertos elementos situados en los márgenes de la superficie pictórica lo que incrementa la sensación de tiempo detenido de la escena.
Bibliografía
GAYA NUÑO, J. A.: "Arte del siglo XIX", Vol. XIX, en Ars Hispaniae, Plus Ultra, Madrid, 1966.
GONZÁLEZ, C. y MARTÍN, M.: Pintores españoles en Roma (1850- 1900), Tusquets, Barcelona, 1987.
VV. AA.: Diccionario de pintores y escultores españoles del siglo XX, Tomo 12, Forum Artis, Madrid, 1994, p. 3574.