MIGUEL PEREIRA
PEREIRA FIGUEROA, MIGUEL
(
1949 - )
Gallego de sentimiento, universal de concepto, este madrileño culto, curioso, intuitivo y reflexivo, atento a todas las parcelas del arte y la literatura, se vinculó a Galicia en plena juventud y aquí trabaja desde hace casi treinta años.
Llegó a Compostela en 1969, para estudiar Filosofía y Letras, carrera que concluyó y de la que posteriormente realizó los cursos de doctorado. Hasta 1965 participa intensamente en las actividades del grupo teatral Axpasia. Su dedicación a la antropología le lleva a conseguir en 1974 el premio Daniel de la Sota, de la Diputación de Pontevedra, donde reside, como jefe de los servicios de publicaciones y archivo de la Diputación, tras disfrutar de bolsas de estudio del Museo provincial en los años 1974 a 1977, en el que es nombrado miembro del patronato del Museo do Pobo Galego de Santiago de Compostela. También lo es del Instituto de Estudos Galegos Padre Sarmiento. Su inquietud cultural se refleja en la revista "Pontevedra", de dicho organismo provincial, de la que primero fue jefe de redacción y después, desde 1985, director.
Su preocupación estrictamente plástica comienza a manifestarse en el diseño gráfico, que se refleja en más de un centenar de libros. Su inagotable curiosidad le lleva a experimentar en nuevas técnicas de expresión gráfica, como la electrografía y la infografía, que ha aplicado al grabado.
Realizo exposiciones colectivas de importancia, en diferentes ciudades de España y de Europa. Sus exposiciones personales se inician en 1997 en el Teatro Principal de Pontevedra en el Castillo de Soutomaior y continúan, en Madrid, Compostela, Cartagena, Vigo, Sevilla, Pontevedra y diferentes villas de Galicia, así como en Lisboa y ciudades de Alemania, país en el que la pintura de Pereira tuvo excelente acogida y goza de prestigio.
Figura en museos e instituciones y colecciones privadas de España, Portugal y Alemania.
La pintura de Miguel Pereira acusa ese amplio conocimiento de las técnicas de estampación a que ha dedicado larga actividad. Considerablemente abstracto, aunque con referencias formales, su mundo es deliberadamente escueto, elementalizado, simple y sin embargo, rico, infinitamente rico en sugerencias. Gamas suaves muy aquilatadas, y materia muy trabajada. En espacios indeterminables se asienta un objeto sin posibilidad de descripción precisa. Su mundo es tan amplio, que a veces recrea el expresionismo de los ilustradores medievales de Beato de Liébana, o acude a referencias antropológicas raciales, que reelabora con mimo exquisito, pero sin insistencias. Como si todo surgiera espontáneamente, cuando es tan reflexivo, tan meditado su quehacer. El grafismo espontáneo, mundo de Tàpies, también importa a Pereira, aunque desde un intimismo de sugerencias líricas. Así mismo, se aproxima al surrealismo o al neo expresionismo vagamente magicista. Su paleta es asordada, con excelente cocina. Gusta de las gamas neutras y deliberadamente, obvia la perspectiva, para llegar a un geometrismo en apariencia plano, de belleza consecuente, no inmediata. Por completo ajena a cualquier preciosismo de raíz meramente folklórica.
-Sobral, Antón:O dreaming totémico de Miguel Pereira. Pontevedra, 1995.
-Penelas, Severino: Recuerdos en ámbar. Madrid. Casa de Galicia, 1997.
-VV.AA.: Miguel Pereira, Convulsión lúdrica.Compostela, 1997.