SOLEDAD PENALTA

Esta gran escultora gallega de amplio período formativo desde la Escuela de oficios artísticos de A Coruña, que completa hasta 1980 con talleres de escultura cerámica, mayólica y gres en Barcelona, Girona, Sargadelos (Lugo) o Alicante, y cursos en la década siguiente en el castillo de Soutomaior/Pontevedra, y Faenza/ Italia, con Emidio Galasi. En su caminar plástico el aprendizaje es una divisa, hasta encontrar su decir más personal, pasando por la cerámica polícroma de notables dimensiones sobre armazones metálicas, con las que obtiene sus primeros premios. Es su expresión siempre conceptual, para mostrar, ya con el hierro y acero cor-ten, alusiones realistas tanto en la escultura monumental como de medias dimensiones, desde las primeras exposiciones en Noia, 1981, y las que siguieron en A Coruña, Ateneo de Ourense, y Ferrol. El traslado familiar a Minnesota / EE.UU., en los años 1989-1991 fue un cambio decisivo, trabajando en el Studio Art de la Universidad con Wayne Potratz, Nick Legeros, Roger Junk y Andy Richars, volviendo al año siguiente con una beca de perfeccionamiento. Con la cerámica como vía agotada, se centra en el hierro como elemento plástico preferente, material con el que ha definido su carácter, haciendo que el gremio la respetase. Los Guardianes del parque escultórico de la Torre de Hércules (A Coruña), y la obra de Praia Ladeira, Baiona, ambas en acero cor-ten hablan, acero que dobla o extiende con suficiencia para mostrar sugerentes formas icónicas, como muestra en Málaga, A Coruña, Vigo, en la itinerante de la Fundación CaixaGalicia por las capitales gallegas, las colectivas de Minessota y los homenajes (Fernando Mon, Laureano Álvarez) y Premios (Isaac Díz Pardo), participando con una obra monumental en “Galicia Terra Única”, A Coruña, 1997.

Desde el cambio de siglo, Penalta se hace una habitual en París, en el Salón D´Automne-Grand Palais Champs-Élysées, siendo su obra seleccionada sucesivamente entre 2008/ 2018, participando además como invitada en El Cairo, Tel Aviv, Tokio, São Paulo o Paphos/Chipre en 2017 con ocasión de la capitalidad cultural europea. Es en estas dos décadas cuando la artista halla con el aluminio su más decantada expresión, plegándolo para crear obras como de cestería, o abiertas, sólidas y flexibles, incluso con efectos sonoras, en las que añade su escritura con aerógrafo, que graba con plasma horadando las láminas, un proceder en el que vemos un hilo invisible con las mesopotámicas tablillas cerámicas, su primer material expresivo. Es un mensaje humanista en diálogo con el espacio. En paralelo ha reaparecido la figuración en siluetas de estilizado antropomorfismo, generalmente en grupos, aunque a veces alguno se separe como en la pieza con la maestra vidriera Julia Ares para Reflexart, colectiva itinerante por las principales ciudades gallegas en 2012-2013. En dialéctica con sus grafías, desarrolla en los últimos años un nuevo lenguaje estético que ha mostrado tanto en exposiciones propias como en colectivas, caso de Mulleres do Silencio. De Maruja Mallo a Ángela de la Cruz, la del Pazo Torrado, Cambados-Pontevedra o Alterarte, UVigo-Ourense. En las obras públicas de Noia, Porto do Son, Muxía, A Coruña o Santiago mantiene el acero. De sus reflexiones y convicciones, compromiso social e inquietudes, es muestra el documental Arte + Muller + Galicia. En Afundación se encuentra una fantástica cabeza en hierro de los años noventa, material recurrente, junto al acero.

Limia Gardón