JESÚS OTERO-YGLESIAS

Asiste a talleres dirigidos por Jannis Kounellis, Gabriel Orozco o Joan Fontuberta para formarse artísticamente y completa su formación con frecuentes visitas a los más destacados museos, así como con la constante lectura de libros de arte. Inicia su carrera artística hacia mediados de la década de los ochenta a través de un lenguaje expresivo interdisciplinar que abarca distintos medios. Su actividad expositiva comienza —a título individual— en la Sala de Arte de la diputación de su ciudad natal en 1986, y ese mismo año participa en la exposición colectiva Novissimos —repetirá al año siguiente—, que itinerará por las principales ciudades gallegas. La beca de residencia en el Seminario de Estudios Cerámicos de Sargadelos (1986) es el punto de partida para una trayectoria artística jalonada de destacados hitos como los primeros premios de Escultura en el IV y V Certamen de Artes Plásticas de Lugo (1991 y 1993), beca Xóvenes Creadores de la Xunta de Galicia (1991 y 1993), beca de creación artística Unión Fenosa (1993) —amplía estudios artísticos en Bélgica—, tercer premio en los Premios Europa de Ostende (1993), beca Talleres Miró de la Fundación Pilar i Joan Miró en Palma de Mallorca (1996) o el gran premio de honor en el III Salón de Otoño de Pintura de A Coruña (2000), entre otros. Colaboró con el grupo de investigación plástico-musical Espacio Permeable, con el que llevó a cabo diversas actividades. Su obra está representada en destacadas colecciones de instituciones y museos de Galicia, así como en otras del resto de España, Bélgica o Japón, y en colecciones particulares. Está considerado uno de los artistas conceptuales, surgido en los años noventa, más relevantes del panorama artístico gallego.

Su trabajo artístico heterogéneo abarca el dibujo, la pintura, la escultura, el mail art, la instalación, la performance, la poesía o la música. Su personal filosofía creativa está basada en la dualidad, y en la naturaleza, que transforma e idealiza. Estructura su obra —lírica, emotiva, irónica, esquemática y de exquisita factura— en razonados y extensos proyectos que se materializan en complejas series enlazadas entre sí, de manera que compone un tejido conceptual muy personal con claras influencias del surrealismo, de la pintura renacentista y barroca, flamenca y holandesa, y de la geometría neoplasticista. 

La obra pictórica que figura en la Colección Afundación, fechada en 1994, pertenece a la serie Flandes, con la que el autor lucense logra sus más destacados éxitos, al igual que con la siguiente, denominada Museum. El proyecto Flandes surge de la beca que Unión Fenosa le concede y le permite trasladarse a Bélgica; reside en Brujas durante un año. Esta serie la componen una serie de paisajes y cielos vacíos, donde desde el suelo parten barras que suben hasta el infinito, un trabajo sobre verticalidad y horizontalidad, con una gran influencia del paisajismo holandés renacentista y barroco, así como de la filosofía ortogonal de Mondrian. En la obra Flandes LI, Hombre de Flandes I, aparecen también hacia el fondo, de forma simétrica, unas barras estrechas que se curvan y crean como un costillar; afirma el autor: “Realmente son picas, una especie de lanzas como las de La Rendición de Breda”.