MERSAD BERBER

Heredero del talento artístico de su madre ─magnífica tejedora─, desde una temprana edad muestra habilidad para el dibujo, y en su etapa adolescente ya realiza dibujos y pinturas sobre papel de notable calidad. Se forma en la Academia de Bellas Artes de Ljubljana (Eslovenia), y en 1978 obtiene un puesto como docente en la Academia de Bellas Artes de Sarajevo. Estalla la guerra en Bosnia-Herzegovina ─el impacto de la contienda será decisivo en su trabajo─ y en 1992 huye a Croacia, donde crea un estudio en Zagreb y otro en Dubrovnik; allí residirá y trabajará hasta el final de su vida. A lo largo de su exitosa trayectoria de carácter internacional, ha recibido numerosos premios entre los que cabe destacar la medalla de oro y diploma de honor en la I Exposición Internacional de Arte Gráfico en Trieste, primer premio en la XI Bienal Internacional de São Paulo, premio de honor en la X Bienal Internacional de Arte Gráfico en Tokio, primer premio en la VII Bienal del Mediterráneo en Alejandría, Premio Ciudad de Cracovia, Gran Premio de la Academia en la V Trienal de la India en Nueva Delhi y el Gran Premio de Cracovia en 1997. Su intensa actividad expositiva le ha llevado a mostrar su obra en múltiples países, y su obra forma parte de prestigiosas colecciones como la de la Tate Gallery de Londres. En el 2004 realiza su primera exposición en España en el antiguo Centro Cultural Caixanova de Vigo, en la que se muestra con carácter retrospectivo su personalísimo trabajo.         

Considerado uno de los más relevantes artistas de Bosnia-Herzegovina de la segunda mitad del siglo XX, ha sido calificado por algunos críticos como el «Miguel Ángel del arte actual» por su dominio del dibujo. Ha explorado las artes gráficas ─se inicia como artista gráfico─, la pintura ─género que le ha reportado mayor notoriedad─, el tapiz, la ilustración de ediciones bibliográficas, mapas gráficos y también poéticos, escenografías y diseños de vestuario para obras de teatro, y también el cine de animación. Sus orígenes resultan fundamentales para comprender su trabajo artístico, en el que establece un diálogo entre diversas culturas para reflexionar sobre la humanidad actual a través de una poética posmoderna de gran simbolismo e inspiración clásica. De este modo, en su pintura de carácter figurativo ─de la que es valedor─ evoca la estatuaria griega y romana, el arte bizantino, renacentista y barroco, así como el neoclasicismo y el romanticismo, que combina con el collage, la fragmentación, la gestualidad y la textura. A lo largo de su trayectoria, crea ciclos de obras pictóricas que narran acontecimientos, homenajes y también tributos, cuyas raíces se hallan en la historia de su país de origen desde tiempos medievales hasta el siglo XX, y asimismo frecuentes resultan en su trabajo las referencias a la mitología y la literatura.        

En la Colección Afundación figuran dos obras en las que se aprecia el llamado «carácter polifónico» de sus composiciones fragmentadas, en las que múltiples escenas, que remiten a diversas culturas, conviven sobre el mismo soporte del lienzo, con un aspecto inacabado o deteriorado por el paso del tiempo que sin embargo responde a un estudio y planificación por parte del artista. En Alegoría de los bosques bosnios aparece el caballo, vigoroso y paciente, animal recurrente en su imaginario que simboliza la guerra y la tragedia de la sociedad bosnia, y en Homenaje al pintor Vlaho Bukovac I rinde tributo al pintor yugoslavo cercano a los preceptos impresionistas. Ambas obras poseen la belleza característica de sus imágenes, construidas con un refinado cromatismo en el que dominan las tonalidades doradas, azules, rojas y blancas.