KAYDEDA
Calzada Dalmases, José María
( Madrid, 1920 - A Coruña, 2006 )
Biografía
En realidad su nombre era José María Calzada Dalmases, si bien popularizó su seudónimo de Kaydeda, a veces con su patronímico anticipándolo.
Autodidacta, multifacético, vivió ampliamente en Galicia, hasta el punto de considerársele gallego con frecuencia, dada su afición e interés por lo esotérico y legendario y a su aspecto de druida o mejor de rabino errante, hirsuta y cana la barba, grande y afilada la nariz, bailantes los ojillos entrecerrados tras los cristales de unas gafas que casi ocultaba la sempiterna visera con que se cubría, amén de apoyarse en un bastón que en principio fue dandismo hasta que realmente sus muchos años de trotamundos lo hizo necesario.
Poeta, pintor, grabador, ensayista de todo lo imaginable, comenzó a exponer en Compostela tras la guerra civil, en 1941, para seguir por España adelante y saltar a Suramérica, Portugal e Italia.
También escultor, fue galardonado en el Concurso de Arte Sacro de Barcelona en 1964, en el Salón del Toro, en Soria, en 1966 y el del Deporte en 1967. A él se debe el monumento al emigrante de A Coruña. Así mismo muralista, esta modalidad la tiene repartida por toda Cataluña, de cuya Escuela Sant Jordi fue profesor. En Vigo expuso al menos dos veces, en los años setenta. Una muestra notable fue la del Kiosco Alfonso, de A Coruña, en 1997.
Rigurosamente informalista a veces, surrealista las más, expresionista y preocupado por utilizar materiales insólitos, Kaydeda podía llevar a sus soportes tanto cenizas o sílices como fragmentos de espejos, con los que simulaba ángeles refulgentes. Su paisajismo es escueto, apenas referenciado, mostrando tierras ásperas, como calcinadas, desérticas, identificables como la visión de Salvador Rueda o de Francisco Farreras.
En la escultura es escueto, geometrizante, en el mundo de sugerencias de Martín Chirino. Aunque también puede aproximarse al Picasso más elementalizado, ya que sus influencias son múltiples, si bien, al fin siempre imprime su sello personal porque su talento y creatividad son inagotables.
Vive su infancia en Ferrol y A Coruña, donde amistó con artistas notables como Labra, Lugrís, Tenreiro, Patiño, Molezún, Díaz Pardo, y con escritores como Cela, Mariano Tudela, Cunqueiro y Raul Grien. Fue su compañera durante años la novelista catalana Carmen Kurtz, autoría de deliciosos libros fantásticos para niños y jóvenes, en los cuales tiene parte, sin duda, Kaydeda, en los alardes imaginativos.
Hombre guadianesco, eternamente inquieto, aparecía y desaparecía, recordando siempre amistades viejas y trayendo nuevos modos de entender el arte, desde el surrealismo a lo Max Ernst o Dalí hasta el constructivismo de Torres García o el expresionismo de Guayasamín, con quien convivió en Ecuador.
Obra, pues, heterogénea, desigual aunque nunca vulgar o anodina, y con frecuencia en verdad sorprendente e interesante, si bien el hombre, su riquísima personalidad o amplia cultura, superaban las expresiones plásticas, repartidas en museos y colecciones de medio mundo.
Bibliografía
VV.AA.: Kaydeda. A Coruña, Ayuntamiento, 1997.
VV.AA.: Diccionario de pintores y escultores españoles del siglo XX. Vol. 3. Edit. Forum Artis, 1994.