JOSÉ GONZÁLEZ COLLADO

Hermano del también pintor Antonio González Collado, con doce años ingresa en la Escuela de Artes y Oficios de su ciudad natal. Desde los trece años trabaja en diferentes oficios que compagina con las clases nocturnas en la Escuela de Aprendices de Bazán, y logra entrar en el Departamento de Delineación y Electricidad de la célebre empresa naval. Conoce al pintor mugardés Felipe Bello Piñeiro en 1942, con quien se formará y quien le transmitirá su interés por el paisajismo gallego. Realiza su primera muestra individual en 1944 en el Casino de Ferrol con dieciocho años; ese mismo año gana el primer premio en la V Exposición de Arte del S.E.U. y logra una beca de ayuda juvenil que le permite continuar su formación en Madrid. En la capital española visita asiduamente el Museo del Prado, y después de unos meses regresa a Ferrol para realizar el servicio militar. Tras su etapa de instrucción, es destinado a Madrid e ingresa en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, donde además de estudiar forma y color, técnica y estilo. Conoce al pintor Francisco Lloréns, y al ferrolano Álvarez de Sotomayor, quienes serán sus maestros, y el último también mecenas. Contrae matrimonio con la ceramista Josefina Pena, y viaja por el norte de África, Marruecos y Argelia, donde explora nuevas temáticas y otro cromatismo, y también visita Túnez, donde reside su exiliado padre. En 1957 viaja a la capital gala, donde toma contacto con el arte más innovador; frecuenta sus museos y conoce a numerosos pintores. Dos años más tarde, se establece en Madrid hasta 1997, año en que retorna a su Ferrol natal, donde continúa su actividad artística y docente; se le concede la insignia de oro de la ciudad, y se le pone su nombre a una plaza frente a su estudio. A partir del 2009 participa regularmente en muestras en Portugal, y en el 2012 el Diario de Ferrol le concede el premio a una trayectoria y se constituye la Fundación José González Collado en Ferrol.                  

En su prolífico trabajo artístico explora el dibujo, el grabado, la acuarela −está considerado uno de los grandes acuarelistas españoles− y el óleo principalmente; afirma: «La pintura ha sido mi vida y me ha hecho un hombre feliz». Entre sus referentes se encuentran Velázquez, Goya, Zurbarán, y también en su producción resuenan ecos del cubismo. Cultiva diversas temáticas, entre las que destaca el paisaje, así como la figura humana, especialmente la femenina, en una obra dulce de acento lírico que huye del efectismo y en la que todo se muestra idealizado, de tal manera que logra evocar un universo de ensoñación. En su última etapa, focaliza su atención en la pintura religiosa y en estampas que evocan su infancia. Cabe destacar su faceta como muralista, principalmente en la ciudad de Ferrol, y sus trabajos como ilustrador de célebres autores ferrolanos como Esperanza Piñeiro o Andrés Gómez Blanco.  

En la Colección Afundación figuran tres obras pictóricas del autor. La más temprana, A tetera (1991), es un bodegón en el que emplea una restringida gama de colores muy delicadamente entonados, así como sus características veladuras y transparencias, con un lenguaje que se aproxima al cubismo, al igual que en la costumbrista escena Comida de aldea (2000), que da cuenta de su galleguidad y de su dominio cromático con un gran protagonismo de la figura humana. En el paisaje realizado con acuarela se expresa a través de un lenguaje mucho más próximo al realismo para representar una vista llena de belleza en la que se aprecian diversas tipologías arquitectónicas y una abundante vegetación.