ELOY HERNÁNDEZ
Hernández Rollán, Eloy
( Vigo, 1967 )
Biografía
Su primera mirada consciente, en los ambientes familiares, es al arte, ya que pertenece a la tercera generación de una dinastía de artistas, los hermanos Hernández, orfebres, esmaltistas, pintores y escultores originarios de Valladolid y establecidos en Vigo hace muchos años, la primera de las cuales fue galardonada en certámenes internacionales y elogiada por Juaristi, el mejor tratadista del esmaltismo en España. El chiquillo acude al taller de sus mayores, en la calle del Príncipe, y dibuja casi inconscientemente al lado de abuelo, padre, tío, todos artistas. Cursa la carrera de Bellas Artes en la Facultad de Salamanca entre los años 1985 y 1990, y considera que es mayor la influencia del ambiente de la ciudad renacentista y plateresca que la de los profesores, aunque recuerda la labor de un excelente grabador, Luis Pastor. Al mismo tiempo, hace la carrera de Geografía e Historia, en la Universidad salmantina, licenciándose en 1991. Desde Salamanca se trasladará con frecuencia a Madrid, para ver museos y exposiciones. Comenzó a exponer en 1990, en la colectiva "5ª obra gráfica", del Museo de Salamanca. Acude a certámenes como el Ademar Champagnat. Sus últimas muestras, ya configurada su personalidad, las realiza en Caixavigo en 1997 y en Santiago, en 1998. El primor del oficio aprendido en el taller familiar, en el que trabaja, convencido de que la pintura, además de creación artística, exige también saber ese oficio que nunca se aprende del todo, se acusa en su obra, con referencias en el paisajismo de la pasada centuria y en el realismo trascendido del presente, desde Carmen Laffond a Antonio López García, acaso su más alta referencia. Sin embargo, no quiere ser, y no lo es, un hiperrealista al modo de Eduardo Naranjo, al que admira, pero con el que no comparte su minuciosidad formal. Desde referencias concretas, inclusive documentales, que Hernández Rollán trasciende al encanto del misterio inaccesible, busca luces crepusculares, en tonos dorados y grises, en los que los carmines se atenúan y los blancos se agrisan, para que se impongan ocres y sobre todo, sienas. Paisajes o marinas de amplio panorama, por los que el espectador parece que puede transitar, o fachadas de casas en las que el tiempo ha ido imprimiendo la huella de la decadencia. Bahías, ríos tranquilos, de aguas como estancadas, al fondo de los cuales se configuran arquitecturas imprecisas. A veces acude a rincones rurales a los que dota del encanto de lo sorprendido y fugaz para perennizarlo. La historiada arquitectura devocional a lo largo del camino, o el objeto doméstico, pueden constituir en el pintor esa recreación en lo secundario, que alcanza categoría permanente, y se independiza y hasta se mayusculiza, de manera que una máquina de coser es en la pintura de Hernández Rollán la única, irrepetible, actual e intemporalizada. Cargada, en fin, de ese hálito inquietante de misterio que ha hecho universal a López García.
Bibliografía
VOLTA, C.: Eloy Hernández Rollán, Deputación de Pontevedra, Pontevedra, 1996.
Enlace página web del artista: http://www.eloyhernandez.es/