GUILLERMO PEDROSA

Muestra una temprana facilidad para el dibujo y un interés artístico que le llevarán a formarse de manera autodidacta en distintos museos de todo el mundo para conocer en persona el arte contemporáneo; con catorce años comienza a pintar y dos años más tarde ya visita el Museo del Prado −pinacoteca clave en su formación artística−. Cuando cuenta con tan solo diecisiete años realiza su primera muestra individual en el Casino de Vilagarcía de Arousa. Desde entonces, ha realizado numerosas exposiciones individuales en galerías y relevantes espacios de la geografía gallega y Madrid, y ha participado en muestras colectivas, bienales, ferias de arte contemporáneo y certámenes en diversas ciudades gallegas, Madrid, Barcelona, León, Córdoba o Málaga, así como a nivel internacional en Argentina o Portugal. Finalista en el XIV Certamen de Pintura Concello de Cambre (A Coruña, 1997), su obra figura en colecciones gallegas y españolas como la de la Fundación Casa Museo a Solaina de Piloño (Vila de Cruces, Pontevedra), Museo Aller Ulloa (Lalín, Pontevedra), Consellería de Cultura (Xunta de Galicia), Ayuntamiento de Vilagarcía de Arousa o la de la Cruz Roja Española, y en otras extranjeras de Cuba, Argentina, Suiza o Portugal. Ha elaborado portadas de libros, y también ilustraciones y carteles para suplementos culturales y revistas especializadas de la prensa gallega. También ha escrito ensayos para el suplemento cultural del Diario de Arousa. Cabe resaltar su labor docente en talleres, cursos y clases particulares, que compagina con su faceta artística.  

Artista de vocación innovadora, concibe el arte como «una forma de vida, una filosofía a seguir», y ha afirmado: «Soy un pintor tradicional de una visión plana, bidimensional», aunque de una manera paulatina ha evolucionado desde una pintura figurativa centrada en la investigación cromática hacia una emotiva obra abstracta focalizada en la exploración de la materia y el volumen; el relieve ha ido adquiriendo mayor presencia tridimensional a través del desarrollo de un entramado estructural interno. Asegura que su obra se mueve en un «terreno híbrido, complejo a hora de inscribirla en las metodologías creativas tradicionales» y recurre al juego de trampantojos, de manera que pigmentos sobre tela simulan acabados propios de sólidos materiales. El entorno marinero vilagarciano resulta fundamental en su trabajo, en el que refleja su obsesión por el mar, elemento latente en sus composiciones geométricas de acento constructivista a través de la progresiva incorporación de cabos, cuerdas, restos de embarcaciones, etc. y del empleo de materias poco ortodoxas como el alquitrán. Entre sus referentes se encuentran pintores como su paisano Antón Rivas Briones −referencia fundamental para muchos artistas de Vilagarcía−, Oskar Kokoschka o Marc Chagall y escultores como Oteiza. 

En la constructivista obra que figura en la Colección Afundación, Estiramento tensionado (2006), se adivinan las características trampas visuales con las que el  autor acostumbra a jugar, pues a través de la combinación de óleo y otros materiales vinculados a las orillas de su tierra natal como el alquitrán o la gasolina simula óxidos y acabados insólitos sobre el soporte del lienzo que evocan el mundo marino de embarcaciones y arena tan propio del creador vilagarciano. Asimismo, introduce diferentes cabos −cuerdas utilizadas en los barcos− para sugerir a través de diversos nudos y entrecruzamientos una serie de estiramientos y tensiones a las que hace referencia el título, muy recurrentes en su abstracta obra de acento lírico, en la que focaliza su atención en el comportamiento de los materiales, especialmente en su elasticidad.