FERRAN GARCÍA SEVILLA

Aunque nacido en Mallorca, reside desde finales de los años sesenta en Barcelona, ciudad donde se licencia en Historia Contemporánea e Historia del Arte en la Universidad de Barcelona; escribe una tesis doctoral acerca del arte conceptual. En un primer momento se vincula a la teoría y a la crítica de arte, es discípulo del historiador y crítico de arte catalán Alexandre Cirici, y posteriormente será su profesor ayudante; asimismo ejercerá a lo largo de su trayectoria como profesor de Bellas Artes en diferentes universidades. Comienza su actividad artística en el inicio de los años setenta y realiza su primera exposición individual en la Casa de la Cultura de Palma de Mallorca en 1970. Desde entonces, ha participado en numerosas exposiciones individuales y colectivas en las principales ciudades de España y ha tenido una proyección internacional abrumadora, pues ha expuesto en Francia, Italia, Suiza, Suecia, Polonia, Noruega, Alemania, Holanda, Eslovenia, Irlanda, Bélgica, Austria, Finlandia, Portugal, Rusia, Australia, Canadá, Estados Unidos, Sudamérica, Japón o Túnez; cabe destacar su participación en la X Bienal de París (1977), Bienal de Venecia (1986), Documenta de Kassel (1987) o en la Bienal de São Paulo (1996), entre muchas otras. Su obra está representada en renombradas colecciones como la del MNCARS, Artium, CAAC, CAAM, Museo Patio Herreriano de Valladolid, Fundació La Caixa, Fundación Coca-Cola, Colección Los Bragales, Es Baluard, Fundación Banco Sabadell, Fundación Banco Santander, Fundación Juan March, Fundación RAC, IVAM, Museo de Arte Contemporáneo Helga de Alvear, MACBA, Fundação Serralves (Portugal) o la del Centre Pompidou (París).

Artista visual crítico, irónico, sarcástico, provocador y a un tiempo poético, constituye una figura crucial en el movimiento denominado «arte de los ochenta», cuando se produce un retorno a la pintura. En los comienzos de su carrera artística explora, con un carácter experimental y una actitud crítica a nivel político, el vídeo, la fotografía, la instalación, la intervención artística, el body art o las performances; logra destacar dentro del panorama conceptual catalán. La muestra Muermos en la Galería G de Barcelona en el año 1977 supone su evolución hacia el universo pictórico, desde una visión conceptual, con influencia de Miró y del expresionismo europeo. Se considera un coleccionista de imágenes de procedencia diversa, de manera que su sencilla y personalísima poética se nutre de la realidad cotidiana y de sus múltiples viajes a Oriente —le interesa especialmente el arte oriental— y aúna conceptos de la biología, cosmología, naturaleza, religión, política o de la historia del hombre en impactantes composiciones certeras y al mismo tiempo ingenuas en las que la materia, el automatismo, y el símbolo adquieren gran relevancia y en las que se adivinan palabras, frases o expresiones, así como elementos propios del arte primitivo. Con el paso del tiempo su obra ha ido adquiriendo un mayor grado de abstracción, síntesis y lirismo.

Una obra gráfica, en concreto un aguafuerte denominado Rato-2, figura en la Colección Afundación; la disciplina del grabado tiene un papel relevante en la producción del autor de origen mallorquín. Sobre un fondo geométrico de motivos repetidos —es frecuente el recurso de la repetición en su lenguaje—, en este caso azulejos —comienzan a aparecer en su obra a partir de 1988— en líneas de color neutro dispone una serie de formas y signos, algunos más geométricos y otros más orgánicos, de contrastado y vivo cromatismo, en negro —color predominante—, naranja, azul, amarillo y ocre, que parecen recordar al universo mironiano.