MARÍA FORMOSO PREGO

La relación con el arte ya está presente en su entorno familiar, pues su hermana es la también pintora Carmen Formoso, y su marido el pianista Rafael Sebastiá; la música va a influir notablemente en su obra. Inicia su formación pictórica en A Coruña, que ampliará de manera autodidacta en Madrid, Londres y París. Su presencia en la exposición conmemorativa del veinticinco aniversario de la creación de la Asociación de Artistas de A Coruña de 1960 refleja su vínculo con su urbe natal, donde también concurre a la I Muestra Unión Fenosa en 1989. Su pintura figura en colecciones de museos e instituciones gallegas como la del Ayuntamiento de A Coruña, así como en distintas colecciones españolas, y también extranjeras.

Su trabajo pictórico se desarrolla tanto en óleo como en gouache —su técnica favorita—, y está centrado a nivel temático en el paisaje, un género que se muestra lírico, imponente y sobrecogedor, con una naturaleza que parece latir, y en el que nunca es posible apreciar presencia humana alguna. Estilísticamente se puede vincular de alguna manera al expresionismo y muy directamente al fauvismo, fuerte y enérgico, con un cromatismo intenso y una pincelada densa. Muestra predilección por los negros, azules, tierras, carmines y rosas. Interpreta de forma personal y próxima el paisaje gallego, costero e interior, y también el castellano o el canario, que despierta una sensación abrumadora en el espectador.

En la Colección Afundación figura un nutrido grupo de ocho paisajes de la artista coruñesa, fechados entre 1975 y 1988. En todos ellos se aprecia su característico y exquisito juego de ritmos, así como la combinación de pinceladas grumosas cortas —parecen dotar de una textura granulada a la pintura— con otras más sueltas, que a través de la repetición confieren dinamismo a las expresivas e intimistas composiciones. Son paisajes cercanos, vigorosos, emotivos y llenos de energía, con sinuosidades que producen movimiento, y un cromatismo armonioso.