ALBERTO DATAS

Nace en A Coruña y su infancia transcurre en un ambiente de posguerra. Cuando es todavía un niño, un atropello de bicicleta y la tuberculosis le obligan a permanecer un largo tiempo en casa, y comienza a garabatear, entre otras estampas, ilustraciones de Van Gogh y Rembrandt, que despiertan su conciencia artística. Inicia su formación en la Escuela de Artes y Oficios de la ciudad herculina en la que impera un ambiente académico y rancio. En 1956 prosigue sus estudios en la Escuela de San Fernando en Madrid  —muy clásica y en la cual se admiraba a artistas como Vázquez Díaz o Pancho Cosío — y conoce a su futura esposa, la también artista Estrella Medina. En 1961 es becado por el Ministerio de Asuntos Exteriores para estudiar en Venecia junto al muralista italiano Bruno Saetti; descubre otra manera de pintar, así como el arte internacional, y Giacometti despierta en él un impulso expresionista. De 1965 a 1968 recibe una beca de estudios de la Academia de Bellas Artes de Roma y aprovecha para viajar por diversos países europeos. En 1969 realiza su primera exposición individual en la galería Edaf de Madrid, a la que le siguen numerosas muestras tanto individuales como colectivas en territorio nacional y extranjero. A partir de los ochenta se vincula a Atlántica como referente para sus jóvenes fundadores y participa en sus tres muestras.

A lo largo de su prolífica trayectoria ha obtenido galardones como el Premio Nacional Fin de Carrera (1961), la medalla de oro “Ciudad de La Coruña” (1963) o la medalla de bronce en la IV Bienal de Alejandría (Egipto, 1965). Cabe destacar su labor como docente en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando y la cátedra de Pintura de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense. Su obra figura en museos gallegos, nacionales e internacionales, además de colecciones particulares.

El afán investigador, la libertad y la rebeldía definen su actitud en la práctica artística, así como la discontinuidad de su trayectoria. La condición humana, la naturaleza y la crisis de nuestra civilización componen el ideario en su obra. Firme dibujante, su principal medio de expresión es la pintura —en especial el óleo— que combinará con otros medios como el collage o el grafiti. En sus inicios explora una pintura figurativa realista —aunque rompe los esquemas establecidos— de corte intimista, y evoluciona hacia una expresionista destrucción de las referencias formales con una gran fuerza gestual y un gran protagonismo del color y la materia. Con el tiempo sus composiciones se desestructuran cada vez más y el caos adquiere mayor intensidad. Sus principales influencias son Bacon, Gorky, Basquiat, y sobre todo Pollock y el expresionismo americano.

En la Colección Afundación hallamos un nutrido grupo de cinco obras del artista. La más temprana, Ropas (1973), pertenece a la etapa del “objetualismo” pictórico en la que refleja su atracción por los objetos —en particular los tejidos— como testimonio de nuestra propia existencia. Las dos obras de 1979 se encuadran en un periodo de transición en el que Datas rompe las formas —en este caso rostros y figuras humanas— de tal modo que las imágenes resultantes adquieren un carácter trágico. En la pintura de 1980 compone una tétrica figura femenina de estructura alambrada, filiforme, flotante en el espacio. La influencia del action painting se muestra con gran intensidad en la obra más tardía (1999), en la que sobre un lienzo de grandes dimensiones —su formato predilecto— representa un personal y colorido paisaje habitado por sugeridos rostros; simula un auténtico campo de batalla.