ÁNGEL CERVIÑO
Cerviño, Ángel
( Lezoce, Sarria, Lugo, 1956 )
Biografía
Nacido en la villa de Lezoce, en la provincia lucense, vive y trabaja en Vigo. Suele silenciar cuanto se refiere a su biografía, y en sus catálogos detalla, únicamente, lo referido a la exhibición de su obra, tanto individual como colectivamente, y además, en cronología inversa, de manera que se entienda que interesa más lo inmediato que lo antiguo, aunque por su edad, todo ello está relativamente próximo. Comenzó a exponer en 1986, en Barcelona, donde sin duda adquirió una formación intelectual y plástica considerable, que se acusa en su obra, razonada, seria, de irrenunciable investigación y no desprovista, además, de una sutil ironía, que puede llegar a sus interpretaciones de temas bíblicos. Ha recorrido numerosas ciudades de España, como Lérida, Murcia, Alicante, León, Burgos, Zamora, Madrid. Independientemente, expuso en Vigo, Ourense, A Coruña, Pontevedra y Oporto. Su primer éxito lo consiguió en la segunda edición de la ya muy prestigiada Mostra Unión Fenosa, en 1991, en la que el jurado decidió la adquisición de su obra, que se incorporó al Museo de la institución patrocinadora, en A Coruña. En esta misma ciudad confirmó su categoría, al serle adjudicado el primer premio y medalla de oro en la segunda edición del Salón de Otoño, convocado por la Real Academia de Bellas Artes de Galicia. Está representado en las mencionadas instituciones y en las colecciones de diversos ayuntamientos y entidades públicas destacadas de Galicia. Angel Cerviño es un artista de raíz intelectual. Trabaja sobre superficies amplias, partiendo de sinopsis de imágenes que se inscriben en fondos neutros, como si fueran negativos grabados al ácido, de manera que las líneas sean mórbidas. Un mismo tema, de referencia popular y hasta tópica, lo reitera en variantes cromáticas, o pormenoriza, enfatizándolos, detalles de su conjunto, hasta obligar al espectador a sumergirse en esos mundos meramente sugeridos. Una perspectiva arquitectónica, deliberadamente distorsionada, es serie en ocres y sienas, en azules, en violetas diluidos, a modo de fotografía desenfocada. Acude también a escenas del deporte o a referencias artesanales del bordado o de la talla en cristal, que fija, como retazos, cual si fueran "collages", en esos fondos neutros. Así, la suya es una simplificación consecuencia de un razonado proceso mental, no un punto de partida. Inclusive los soportes son insólitos, para que nada responda a lo convencional. Y, en definitiva, la obra de Angel Cerviño se carga de misterio; resulta inquietante, preocupadora, porque sugiere más que dice, y permite al espectador lecturas diferentes en función de sus propias referencias. Se trata de insinuar. De sugerir, para que el espectador atisbe, pero en definitiva, camina por la senda que el artista le impone. Huellas, más que expresiones concretas. Morbideces a modo de cuños desvaídos, como en rutina plástico-administrativa, que por su inquietante apariencia cobra perdurabilidad. Vagas referencias del primer arte norteamericano, con escenas de deportes violentos, que se reiteran con mínimas variantes, como acaece con sus mencionadas arquitecturas. Sobriedad cromática, que es casi inexistente. Alusiones a tintas de estampación mecánica o manual, cuando en realidad se trata de pintura, y muy pensada. Obra, en fin, sorprendente, incapaz de dejar indiferente a su contemplador, a poco sensible que sea, si bien partiendo de esa engañadora humildad con que se presenta. Es indudable que ese afán investigador terminará dando a Cerviño un camino firme, personal e inconfundible, siempre dentro de una vanguardia no convulsiva. Porque su obra es, al tiempo que avanzada, inevitablemente serena, clásica.
Bibliografía
II MOSTRA Unión Fenosa, MACUF, A Coruña, 1991.
GONZÁLEZ-ALEGRE, A.: Gólgota Suite, Caja Madrid, Pontevedra, 1998.