VENANCIO BLANCO
Blanco Martín, Venancio
( Matilla de los Caños del Río, Salamanca, 13 de marzo de 1923 - Madrid, 22 de febrero de 2018 )
Biografía
En el campo de reses bravas nace el gran escultor, que vive desde los ocho años en Robliza de Cojos, donde aprende las primeras letras de la mano de un maestro, querido y elogiado por Unamuno.
Se traslada a Salamanca para seguir enseñanzas de artesanía, en la Escuela Elemental de Trabajo. Asiste también a la de Artes y Oficios, de la que es profesor Soriano Montagut. Destaca, y consigue un premio que le permite viajar a Italia, en 1941, cuando cuenta dieciocho años.
Nueva beca, ahora de la Diputación provincial de Salamanca, para cursar Bellas Artes en la Escuela de San Fernando, en Madrid, de 1943 a 1948, donde también logra varios premios.
Se gana la vida haciendo reproducciones de tema religioso. En 1959 será la fundación March su hada madrina, con nueva beca. Reside en Roma. Logra el premio nacional de Escultura con una Maternidad. Participa en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes, en las que consigue segunda medalla en 1960 y primera en 1962. Conoce al actor cinematográfico Anthony Quinn, y le organiza una gran exposición en Nueva York, en 1963.
Dos temas llenan estos años su escultura: el taurino y el religioso. En éste alcanza un neo misticismo de gran calidad, que interesa en el Vaticano, donde va a parar alguna de sus piezas. Realiza un monumento a Juan Belmonte, el inmenso torero. Se erige en Sevilla.
Gana la medalla de oro en la X Exposición de las Artes de Europa, en Bruselas, y los primeros premios en la Internacional de Budapest y en la Bienal de Salzburgo. En 1974 es elegido miembro numerario de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, cuyo discurso de ingreso, sobre El Taller, leyó el 6 de noviembre de 1977.
En su haber están otros grandes premios, como los de las Bienales de Zaragoza, 1963; Alejandría, mismo año; internacional El Deporte en las Bellas Artes, 1964 y 1967, y Exposición Internacional de la Caza, en Budapest, 1971.
La obra de Venancio Blanco, de extraordinaria personalidad, está representada en el Museo Nacional de Arte Contemporáneo, en numerosos de provincias y en otros de Europa, Suramérica y Estados Unidos.
Hay, en la escultura de este salmantino una inicial etapa realista, de modelado recio y seguro, emparentable con lo castellano. Después, cuando acude al hierro, arranca de Benlliure, todo cuyo folklorismo lo anula para esencializar las formas, desde los modos de Gargallo y Julio González. Es la etapa de los grandes planos, de las superficies cortantes, de las angulosidades y de la oquedad, incorporada a la forma, dentro de un concepto expresionista y a veces gotizante, absolutamente espectacular. A veces es tan abstractivo, que sus esculturas parecen la razonada armazón, mediante soldadura, de elementos de desecho en cualquier chatarrería. En la última etapa de su trabajo, la escultura de Venancio Blanco es casi por completo informalista, con ideaciones de aristas y angulosidades muy agresivas.