DARÍO ÁLVAREZ BASSO

Aunque nacido en Caracas, Darío Álvarez Basso, de padre gallego, se trasladaría a Vigo en 1969, donde crecerá en el seno de una familia vinculada a los ambientes de la literatura y de la pintura. Desde niño mostrará su interés por el cómic, la música rock y el dibujo, lo que le llevará a mudarse a Madrid para comenzar la carrera de Bellas Artes. Aunque no consigue ingresar, proseguirá formándose en los talleres que se imparten en el Círculo de Bellas Artes y será en la capital española donde establezca su estudio y comience a exponer en 1985. Desde allí viajará a Francia e Italia, donde pasará largas estancias, intercalando visitas a distintos lugares de África.

Una beca Fullbright le permite afincarse en Nueva York en 1992, donde continúa con su carrera creativa y también formativa en la New York School of Visual Arts. Con su trayectoria consolidada, regresará a Madrid y participará en numerosas muestras, sin dejar nunca de viajar por todo el mundo, incluido su país natal a comienzos de los 2000, donde aprovecha para trabajar aislado en la selva, estableciendo un íntimo contacto con la naturaleza. El propio artista define sus estancias internacionales como “un nomadismo vital a la búsqueda de mitos e historias ajenos a la mirada occidental. Es como construirte tu propio historial mítico que no te corresponde por origen”.

A lo largo de su trayectoria ha recibido numerosos galardones, entre los que destaca el Premio Julián Trincado de la VII Mostra Unión Fenosa, el IV Premio ABC de Pintura o el primer premio del Salón de Otoño de Pintura de la Real Academia de Bellas Artes de Galicia. Asimismo, su obra forma parte de numerosas colecciones privadas, corporativas e institucionales a nivel internacional. La pintura de Darío Basso se puede enmarcar dentro de la abstracción, que él mismo define como “no pura”. Influido por sus viajes y el contacto con otras culturas, son múltiples los artistas, corrientes y estilos artísticos de los que toma inspiración, creando un estilo personal bañado por el surrealismo o el conceptualismo abstracto.

El color y la materia adquieren una gran importancia en su producción, facilitándole establecer conexiones con la naturaleza, interactuando con ella a modo de elemento creador. Autores como Tàpies o Millares influyen en su técnica y en la forma en la que concibe y aplica la materia, muchas veces extrapictórica, en el soporte, sirviéndole como espacio experimental. Investigador incansable, la geografía, la arqueología, la religión o la antropología centran sus inquietudes artísticas, aunando en ellas rasgos de múltiples culturas.

Tres de las obras presentes en esta colección, Sin título, Mater instrumentis y Gallo huyendo de la pintura, se enmarcan en la década de los años 90, período de consolidación de la carrera de Basso. Las dos primeras, datadas en 1994 y 1995, coinciden con su estancia en Nueva York y con su realización del Camino de Santiago, respectivamente. Ambas de grandes dimensiones, reflejan las características de su estilo abstracto y matérico. La última mencionada, 1998, se incluye en la serie Bharat Mata (Madre Naturaleza), nombre de un templo que visita durante su viaje a India.

La cuarta obra, dominada por el negro, se data en 2003. Sería a finales de 2002 cuando el naufragio del petrolero Prestige provocaría una marea negra que contaminaría las costas gallegas. Este suceso irrumpiría en la obra de Basso, que ahoga las superficies de trabajo en grandes masas oscuras. El título El beso del Leviatán alude al “monstruo emergido del mar” en el que se convirtió el vertido.